sábado, 16 de febrero de 2013

De prusianos e infecundos.

"El infierno son los otros"  es una de las más conocidas frases de Jean Paul Sartre.
No seré yo quien cuestione a un filósofo tan afamado, pero no habiendo tenido hijos, dudo mucho que supiera algo del verdadero significado de la palabra "infierno".



Otro conocido infecundo fue Federico II El Grande de Prusia, aunque sus motivos parecen relacionados más con su presunta homosexualidad que con la pedofobia: a los 18 años intentó fugarse con un "amigo" a Gran Bretaña, pero su padre acabó enterándose y decapitó al amigo delante del hijo, supongo que para disuadir a futuros pretendientes. El truco sin duda funcionó, y Federico se casó poco después con una Habsburgo a la que ni rozó y de la que se separó en cuanto murió su padre.

Una de la decisiones históricas más relevantes que tomó Federico El Grande fue trasladar la capital del Reino de Prusia de Königsberg a Berlín. Casualmente, el hijo más sobresaliente de Königsberg, Emanuel Kant  también optó por la vía inteligente de la irreproducción para utilizar su tiempo en asuntos verdaderamente importantes e indiscutiblemente más placenteros.

Pero volviendo a Prusia, este era un territorio en la orilla del mar Báltico ocupado hoy en día por Lituania, Kaliningrado y Polonia, poblado por unas tribus de las de allí de toda la vida, y que se mantuvieron independientes durante largos siglos. Ocupados finalmente por la Orden Teutónica , dieron lugar a uno de los grandes reinos europeos: en apenas 300 años sus fronteras llegaron hasta el Rin, en cuyo valle se ubica la ciudad de Moenchengladbach. Construida sobre un arroyo, cobró relevancia por su monasterio, que estaba habitado por monjes ("moenchen" en alemán), que (esto no lo tengo confirmado) tampoco estaban por la labor de la procreación.

Efectivamente, "Prusia" se denomina en latín "Borussia", y es el nombre del equipo de fútbol de la ciudad de Moenchengladbach. Y es allí donde transcurrió nuestra última desventura, que junto a los padecimientos que he sufrido el último mes tratando de capear una tremenda ofensiva viral (y no hablo de troyanos) sobre mis hijos, me hicieron desear haberme dedicado a la filosofía antes que a la procreación.


Ubicada a apenas 30km al oeste de Düsseldorf, se encuentra claramente en el lado bueno de la "frontera de la cerveza" del mapa que ya publicara en un post anterior. Es más, tiene dos marcas locales de Altbier, Hannen y Bolten , y no nos quedó más remedio que ir a probarlas, y optamos por entrar en el local más antiguo de la ciudad (la nieve es de verdad):



Y pedí una Hannen...

Al principio culpé al camarero porque pensaba que se le había olvidado aclarar el jabón del lavaplatos. Algo enfadado le pedí otra, pero esta vez le supervisé en el proceso de tirada. Nada extraño vi.
Pero ahí seguía ese sabor entre detergente y lejía... Intenté descifrar la composición de aquello; traté de imaginarme que en realidad era yo el problema, y que no conseguía degustar la riqueza de ese amargor jengibrero. Pero no, el problema era la cerveza. No pude más. Me hice unas gárgaras con una Bitburger y se me quitaron las ganas de probar la Bolten.

No sé si me molestó más pagar por esa bazofia, o que el líquido en cuestión osara portar el mismo nombre que nuestro preciado líquido dusseldorfiano. Pero por momentos me imaginé a Sartre vomitando en una esquina de un callejón del Marais diciendo "Qué coño los otros, el infierno es la Hannen!"

EL DATO
La semana pasada tuvo lugar la celebración del Carnaval en Düsseldorf. Bueno, en realidad se festejan los últimos días del Carnaval, ya que éste empieza oficialmente el 11 de noviembre.
He de decir que el Carnaval es una de las grandes sorpresas que una se encuentra cuando llega a este rincón de Alemania. Tradicionalmente se festeja en todas las ciudades y pueblos a orillas del Rin, pero lo más conocidos son en Colonia, Düsseldorf y Maguncia (Mainz). Os lo recomiendo.
Es tradicional denominar al Carnaval "la quinta estación" del año, pero desconfiad: hace el mismo frío que en invierno.

NOTA FUTBOLÍSTICA
Volvió finalmente la Liga tras el parón navideño, y no pudo hacerlo de peor manera. Nuestro primer choque era trascendental contra un rival directo, el Augsburgo. Derrota en casa 2-3.
Siguiente partido, visita a Moenchengladbach: derrota 2-1.
El sábado siguiente, afortunadamente, hubo reacción, y vencimos en casa 3-1 al Stuttgart. Pero el domingo pasado, en pleno Carnaval, perdimos con un gol de córner en el minuto 87. Lamentable.

Pero decía que empezó de mala manera no sólo por los resultados, sino porque nuestro hispano/ñba/rojo/rojito/furioso Juanan se vio envuelto en dos jugadas muy desafortunadas en los dos primeros partidos, que le han terminado por costar el puesto en los siguientes.

Pongo los vídeos para que veáis la mala suerte del chaval:
- primero el vídeo del malentendido con el portero Giefer





- segundo el gol en propia meta contra el Borussia



Mala suerte como podéis ver. Pero si a esto le añadimos que ya se recuperó de su lesión el griego Malezas, su salida del once estaba más que cantada.
Una pena, y bastante injusto.

PRÓXIMO PARTIDO
El día 16 en casa frente al Fürth, último de la tabla.
Vital no, lo siguiente.
Y el sábado siguiente, visitamos al Schalke, que lo está pasando mal, y que habrá jugado Champions.


Nota: el parón navideño ha sido un poco más largo para mí, lo reconozco. Pero a partir de esta semana volveréis a tener vuestra dosis bisemanal de blog.

PS: acabamos de ganar al Fürth. Hemos fallado un penalti en el minuto 1, ellos han jugado con 10 desde el minuto 30, y hemos acabado encerrados en nuestro área tras fallar cuatro mano a mano con el portero.
Las canas de mi barba tienen el nombre y apellidos de cada uno de los jugadores del Fortuna.

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